NOVENA INMACULADA: DÍA 1º

NOVENA
INMACULADA

1. INVOCACIÓN INICIAL

  • Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo;
  • Bendita tú entre la mujeres.

2. HIMNO: REINA Y MADRE.

Reina y Madre, Virgen pura,
que sol y cielo pisáis,
a vos sola no alcanzó
la triste herencia de Adán.

¿Cómo en vos, Reina de todos,
si llena de gracia estáis,

pudo caber igual parte
de la culpa original?

De toda mancha estáis libre:
¿y quién pudo imaginar
que vino a faltar la gracia
en donde la gracia está?

Si los hijos de los padres,
toman el fuero en que están,
¿cómo pudo ser cautiva
quién dio a luz la libertad? Amén.

3. LECTURA Y MEDITACIÓN (cada día una lectura distinta)

Día 1º:
Feliz tú, María, pobre de espíritu. ("Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos" Mt 5, 3.

    Dios fijó su mirada en el Corazón pobre de María. "En ése pondré mis ojos: en el humilde y abatido que se estremece ante mis palabras" (Isaías 66, 1-2). La sencillez cautiva en corazón de Dios  así, en su plan de misericordia, el Padre decide salvar al mundo por medio de la humildad de su Sierva. 

    Contemplamos en este día a María, pobre de espíritu. Ella vivió la alegría de saber que su única seguridad y esperanza era sólo Dios, sólo Jesús. 

    María prorrumpió en el canto de alabanza que es transparencia de su humilde Corazón.

    Pidamos a María un corazón sencillo, sin doblez, el Corazón pobre de su Hijo Jesús.

4. RESPONSORIO (oración de San Ildefonso)

« Dichosa tú, María, para mi fe,
dichosa tú para mi alma,
dichosa tú para mi amor. (...)

Te amaré cuanto debes ser amada,
te alabaré cuanto debes ser alabada,
te serviré cuanto hay que servir a tu gloria».

5. PRECES:

Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de la Virgen María y digámosle:
Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

  • Salvador del mundo, que con la eficacia de tu redención preservaste a tu Madre de toda mancha de pecado, líbranos de toda culpa.
  • Redentor nuestro, que hiciste de la Virgen Tabernáculo purísimo de tu presencia, y sagrario del Espíritu Santo, haz también de nosotros templos del Espíritu Santo.
  • Señor del cielo y de la tierra, que has colocado en la tierra a María Reina, danos un día el gozo de tener parte en su gloria.

Después de las preces se pide a Dios la gracia que, por la intercesión de la Inmaculada, deseamos recibir en esta novena.

6. ORACIÓN FINAL: CON MARÍA PREPARAMOS LA VENIDA DEL SEÑOR.

Madre de nuestro Adviento,
recíbenos tal como somos, aquí a tu lado.
¡Recíbenos! Mira dentro de nuestros corazones;
mira nuestras ansias y esperanzas.

Ayúdanos tú, llena de gracia, a vivir en la gracia,
a perseverar en la gracia
y, si fuera necesario, a volver a la gracia del Dios vivo,
que es el mayor y el más excelente bien del hombre.

Prepáranos a la venida de tu Hijo.
Recíbenos con nuestros problemas diarios,
nuestras debilidades y deficiencias, nuestras crisis
y nuestros fallos personales, familiares y sociales.

No permitas que nos llegue a faltar la buena voluntad.
No permitas que perdamos la sinceridad de la conciencia
y la honestidad de la conducta.

Con tu súplica alcánzanos la justicia,
salva la paz en todo el mundo.

Queremos vivir con la alegre certeza
de tenerte entre nosotros, a ti, Inmaculada,
elegida desde el principio de los siglos
para ser Madre del Redentor.

Tú estás con nosotros;
tú estás con la Iglesia y con el mundo.

Haz que no dejemos de experimentar
tu presencia materna y fecunda
que nos llena de alegría y esperanza. Amén.

7. SALVE o CANTO FINAL.


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